jueves, 13 de junio de 2013

Yo no soy bonita ni lo quiero ser

Un icono femenino puede ser increíblemente inteligente, valiente, talentosa, trabajadora o graciosa, pero jamás podrá escapar de la presión del enjuiciamiento masivo sobre aquello que la hace “aprovechable” o “desechable” como mujer: su belleza. Todas sus otras cualidades o aptitudes son generalmente concebidas como un agradable añadido, a menudo incluso como un añadido que no hace sino volverla más sexy. 

De este filtro no se libran siquiera –o menos aún, si cabe- los iconos infantiles; para muestra una excepción: uno de los escasísimos modelos de Disney que rompía más con el estereotipo, la princesa Mérida de Brave, fue “pasada por” quirófano, modista, peluquero y maquillador para poder constar como princesa oficial, porque aparentemente el cuento de que la belleza está en el interior (aunque el personaje ya era guapa antes) sólo vale para con los varones (Quasimodo, la Bestia, el Fantasma de la ópera…). 

Incluso cuando se reivindica respeto para aquellas mujeres que no encajan con los cánones de belleza hegemónicos muchas veces la reivindicación no trasciende la premisa de que la belleza es una importante cualidad en las mujeres: se habla de la belleza de este u otro cuerpo, de la belleza de la diversidad, singularidad o de alguna cualidad mental, de lo bella que eres "al natural", de que hagas o seas esto o lo otro sigues siendo bella, y digo yo ¿por qué ese afán por ensanchar hasta el infinito el concepto de bello en vez de cuestionar el peso que tiene en la valoración ajena y propia de una mujer? ¿Por qué legitimar una acción (depilarse o no, maquillarse o no, usar ropa femenina o no) con lo bella que es hacerla o no hacerla? 

Tan impositivo es que nos insten a que nos pongamos bonitas callándonos, depilándonos, maquillándonos y poniéndonos tacones como que lo hagan con respecto a que gritemos, nos dejemos el vello crecer, estemos despeinadas u ojerosas. A veces las mujeres toman decisiones en función de, por ejemplo, su practicidad, placer o comodidad, no sólo ni constantemente en función del agrado que cause a los demás. Cada cual debería poder hacer con su vida y su cuerpo lo que le dé la gana sin tener que ver su preferencia reforzada por la opinión de alguien de que haciendo eso está o sigue estando bonita. 


El colmo de este tipo de reivindicaciones son los lemas a menudo secundados por algunas feministas tales como “mujer bonita es la que lucha” o “qué linda te pones cuando luchas”. Lemas que pretenden romper moldes sobre el ideal de belleza femenino pero siguen perpetuando y reforzando esa sobrevaloración de la belleza en la mujer, sólo que definida en otros términos. A la mayoría de la gente le parecería un absurdo y una frivolidad que se le dijese a, por ejemplo, Che, Bakunin o Emiliano Zapata, lo bonitos que estaban luchando; sin embargo para las mujeres ni siquiera las luchadoras pueden escapar del omnipresente juicio de su belleza, aunque sea utilizado a modo de “refuerzo positivo” de una determinada cualidad: parece que sólo nos preocuparemos por ser inteligentes o luchar si la gente nos encuentra bonitas por ello.

5 comentarios:

  1. Yo últimamente he probado cosa que nunca había hecho en mi vida como dejarme ver sin depilar ante gente (no ante cualquiera, por supuesto, porque aún ando yo con la autoestima un poco de flojera). He descubierto que mis sobacos me gustan más con pelo que sin él, sin embargo mis piernas me gustan más depiladas. Y aunque me gusten más depiladas soy una persona bastante vaga y cabezota, así que por vagancia o por luchar en zapatillas contra el patriarcado suelo pasar de depilármelas. Bastantes personas me han visto ya con tós los pelacos, y aunque para mí no son bonitos a veces me da bastante igual no ser bonita a cambio de no pasar el coñazo (y la alteración para mi piel) de darle a la cuchilla. Conocido es eso de: si no te gusta no mires. Así que si a alguien no le gustan simplemente que deje de mirar.

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  2. Jajaj, tengo las mismas preferencias y problemas que tú. Un saludo! ;)

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  3. Pues resulta que yo he descubierto que, cuando tengo pelo largo en las axilas el sudor me huele más y de una forma que me resulta muy desagradable, así que en mi caso es al revés, suelo llevar las piernas sin depilar y las axilas depiladas. Hace ya algún tiempo que en estas cuestiones me guío -o al menos lo intento- por mí misma, intento huir de lo que me imponen de uno y otro lado. En mi caso además, por el círculo de amistades que tengo, me intentan imponer que luche con mi físico contra el patriarcado, les llama la atención que me depile las axilas o que me guste pintarme los labios, sin embargo no me dicen nada de mis piernas y bigote sin depilar. En fin, que intento ser como quiero, verme bella cuando me miro al espejo aceptándome pero empoderándome, que mi lucha contra el patriarcado pasa por eso, por gustarme a mí misma en base a mis cánones y que estoy cansada de que algunas de mis amigas y amigos me intenten imponer de forma autoritaria un aspecto físico con el que no estoy cómoda, de uno u otro lado.

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  4. Pues a mí me la pela todo esto de la belleza y sin emabrgo me lo siguen llamando, y eso que voy hecha un cuadro porque no forma parte de mis intereses. La verdad es que tienes razón, la belleza en la mujer está sobrevaloradíiiiisima, yo me siento mucho más alabada cuando veneran mi inteligencia, léxico, persuasión, bondad, capacidad de sacrificio...que cuando me dicen lo guapa que soy. Siempre digo: pues eso no tiene ningún mérito!! prefiero que me digas otra cosa...es que no me sale ya ni decir gracias.

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  5. Muy bueno... estoy de acuerdo con vos... Yo había echo un cartel q decía "Mujer bonita somos TODAS, las q luchan entendemos eso" xq la frase de "Mujer bonita es la q lucha" me tenía bastante cansada.

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