miércoles, 2 de octubre de 2013

¿Tolerancia o respeto?

A menudo la gente confunde los conceptos de tolerancia y respeto, reivindicando unos o culpando por otros erróneamente. La diferencia fundamental entre ambos términos es, sin embargo, el “valor” adjudicado al individuo o idea: 

El respeto es un reconocimiento del otro, la consideración de que la otra persona (humana o no) tiene un valor por sí misma, por el cual merece que sus intereses sean tenidos en cuenta. Aplicado a una opinión o deseo, el respeto supone valorarlo como aceptable y moralmente no-incorrecto, por lo cual aprobaremos el derecho de la persona a mantenerlo o realizarlo aun cuando nuestras ideas o preferencias sean otras. El respeto implica, pues, una suerte de inclusión de la diversidad y un rechazo de la marginación y los prejuicios hacia el otro, sus deseos o ideas. 

La tolerancia es un cierto respeto pero no en el plano moral, sino pragmático. Implica aceptar pero no aprobar, soportar pero no reconocer la corrección de alguien o algo. No deriva en una inclusión de esa persona o ideas, pues con la tolerancia simplemente silenciamos nuestras reprobaciones permitiendo la existencia, opinión o realización de una persona, idea o acción. La tolerancia puede darse con respecto a una idea por respeto a la persona que mantiene la idea. Por ejemplo, una persona de izquierdas puede respetar, en tanto persona, a alguien de derechas, pero eso no implica necesariamente respetar sus ideas, sino (quizás) tolerarlas y/o mostrarse comprensivo con que la persona piense como piensa, pero intentando persuadirlo de su perspectiva con argumentos y sin faltarle al respeto. 

Otro ejemplo es el de la mayoría de las personas homófobas, que dicen no serlo o respetar a los homosexuales “pero”. Ese pero, a menudo seguido de una reprobación de las muestras de afecto en público, de que se enseñe a los niños que es una orientación tan respetable como la heterosexual, de que tengan como pareja los mismos derechos que las heterosexuales, etc. indica por norma general que realmente no hablan de respeto, sino de tolerancia. Toleran a los homosexuales porque les permiten existir, no los agreden físicamente o incluso no los insultan y se relacionan con ellos, pero piensan que deben guardarse sus preferencias para su esfera privada y no pretender una inclusión social, pues no dejan de considerar su orientación enfermiza, antinatural o incorrecta, pese a soportarla. 

Por todo esto, me parece importante que elijamos bien las palabras cuando reivindiquemos el fin de la marginación o discriminación de un grupo minorizado, pues no se trata de pedir tolerancia para los homosexuales, las mujeres, los inmigrantes, las gordas o los practicantes de BDSM, sino respeto. Se trata de considerar que su orientación, condición biológica, nacionalidad, peso o preferencias no son algo inferior, incorrecto, patológico o desagradable que debamos soportar, sino igual de válidas que las nuestras, igual de respetables que las nuestras, en tanto que sean algo que sólo incumba a esas personas sin dañar a los demás. 

¿Qué pasa entonces con aquellas preferencias que sí afecten a otros? ¿Y si a una persona le gusta matar, discriminar, encerrar, torturar o comer a otras? Como ya he dicho antes, respetar a una persona en tanto persona no es lo mismo que respetar sus ideas o preferencias. Una persona antisexista no respeta el sexismo, una persona antirracista no respeta el racismo y una persona antiespecista no respeta el especismo. Pedirle a un vegano antiespecista que respete la idea de que los animales son inferiores o la preferencia de explotar a otros animales para vestimenta, consumo o entretenimiento es, precisamente, no respetar las ideas de ese vegano, o no entenderlas. El veganismo no es una dieta sino una filosofía de vida, un respeto hacia los demás independientemente de su especie y un rechazo a causar un daño innecesario a otros por caprichos igualmente innecesarios, tratando de reducir al mínimo ese daño, en la medida de nuestras posibilidades. Por ello, no se puede pedir a una persona que considera que los demás animales merecen respeto el que respete que otros consideren que no es así, en primer lugar porque contravendría sus propias ideas (si considera que los animales merecen respeto no puede considerar al mismo tiempo que es respetable la idea de que no merecen respeto), y en segundo lugar porque el no querer respetar no respeta a los demás, valga la redundancia (ser homosexual no implica un daño a terceros ni la pretensión de homosexualizar a toda la población, por lo que es respetable y compatible que x personas sean homosexuales y otras heterosexuales; no ser vegano, sin embargo, implica causar un daño a otros que un vegano considera sujetos, por lo que no se puede pedir que respeten que alguien no quiera respetar a otros, pues el primero que no está respetando es esa persona que lo pide). 

Con todo esto no pretendo ni mucho menos justificar la misantropía o siquiera la ridiculización, insultos, culpabilización o agresiones por parte de veganos a omnívoros, ovolactovegetarianos o incluso a otros veganos que no son “tan veganos” como ellos. Esto, aparte de mostrar, a mi modo de ver, una gran arrogancia y falta de comprensión, es además totalmente contraproducente o incluso (puede ser) especista. Lo que propongo es, pues, comprender más y culpabilizar menos, y ser tolerantes con esas ideas, preferencias o prácticas en tanto que vivimos en una sociedad especista, una sociedad en la que la gente opuesta a esa forma de discriminación ronda el 1% si no menos, por lo que no nos es posible escapar del especismo (ni dejar de colaborar indirectamente en esas prácticas). Es positivo informar, pero no atosigar; ofrecer ayuda y alternativas para dar el paso, pero no culpabilizar. Porque les guste o no a algunos veganos, la sociedad no avanzará en el respeto a los animales a base de llamarla asesina, y no a todos nos lleva el mismo tiempo. En el contexto social en el que vivimos, la presión causará más un rechazo que un acercamiento a nuestras ideas. No sirve de nada atacar a la oferta, pues ésta no brota por generación espontánea sino por una fuerte demanda social, que es lo que debemos mermar a base de concienciación*. 

Por supuesto hay excepciones a esta regla en las que el nivel de concienciación social o apoyo legal está suficientemente avanzado como para que resulte estratégicamente positivo ayudar a animales concretos no tolerando ciertas formas de explotación, como por ejemplo en los casos de maltrato a perros, gatos u otros animales o cualquier forma de explotación animal ilegal. 


El caso del sexismo, por ejemplo, no dista tantísimo de este, pues la mayoría de la población lo es en menor o mayor grado. Si bien no creo que la gente con un violento o elevado nivel de sexismo (maltrato físico, insultos, humillaciones, prohibiciones…) deba ser tolerada, sí lo consideraría en el caso de las personas con formas de sexismo “menores” o más “sutiles”, las más extendidas en nuestra sociedad que, por esto mismo, puedan no habérselas planteado. Conste, no obstante, que estoy hablando de tolerancia hacia las personas sexistas, no hacia sus ideas sexistas: no hablo de que debamos callarnos y resignarnos a soportar las discriminaciones, sino de que (por ejemplo, en debates, campañas, etc) seamos comprensivas con respecto a las experiencias y el contexto social en que ha sido educada esa persona y, por tanto, expongamos nuestras objeciones y argumentos sin insultos, culpabilizaciones, actitudes defensivas y faltas de respeto, pues de esa forma es mucho más fácil que llegue nuestro mensaje, como ya he explicado en una entrada previamente enlazada. Creo que nadie está exento de algún prejuicio y, por esto, considero que todos merecemos una oportunidad para reflexionar sobre ellos antes de ser tachados de verdugos.



* para los que quieran más información acerca de esta perspectiva, les recomiendo el A new approach to Animal Rights Activism, o en castellano (en una versión anterior) Una nueva perspectiva en el movimiento por los de los animales (parte 1 y 2).

2 comentarios:

  1. En primer lugar, felicidades por el blog, tiene un muy alto nivel. En segundo lugar, comentar lo dicho sobre los conceptos tolerancia y respeto. Me ha parecido muy importante la reflexión hecha, pues tengo la sensación de que los medios de comunicación / poderes fácticos / llámenlo X tratan de vendernos "tolerancia y respecto" como una especie de amalgama mezclada y destilada para hacernos conformistas con todo y diluir nuestra opinión crítica, pues si todo es digno de respeto, nuestra propia opinión no es más que una insignificante gota en el mar. Por ello, quiero hacer hincapié en algo que ya se apunta aquí: respeto entre las personas, pero lucha entre las ideas. Por ejemplo yo soy omnívoro, más bien por circunstancias que porque defienda el derecho de los seres humanos ha meterse entre pecho y espalda a toda criatura que no pueda escapar de nosotros (salvo si la necesidad nos compele a ello). Por ello, los veganos / vegetarianos que conozco podrían haberme respetado, haberme dado sucintamente su opinión y ya. Pero no, han confrontado sus ideas frente a las mías, y gracias a ello he podido reflexionar largamente sobre el tema. Todavía no he dado el paso de abandonar mi "omnivorismo", pero ya no lo veo como algo necesariamente natural, y puede que cuando la vida me de un respiro, me plantee dejarlo. Esto, también deberíamos de aplicarlo por cierto a la política. Con el cuento de que "todos los políticos son iguales" han logrado matar el debate político en este país, pero las ideas siguen estando ahí, prestas a la lucha y dispuestas a que alguien las catapulte a la acción. Y eso es todo lo que quería añadir. Gracias y un saludo.

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  2. Me alegro de que te haya hecho reflexionar y planterte un futuro cambio en tus hábitos. Gracias por el apoyo!

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